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¿Por qué siempre me enfermo de lo mismo?

Actualizado: 10 nov 2020

Hace tiempo atrás me di cuenta que todos los años me pasaba lo mismo; recurrentemente me enfermaba exactamente de lo mismo. No soy la única, descubrí que a la mayoría de las personas les ocurre lo mismo y todos los años padecen de: gastritis, amigdalitis, o con frecuencia se agarran el mismo resfriado. ¿Por qué nos sucede esto? Quédate hasta el final, aquí te lo cuento todo.


La Raíz de las Enfermedades

Para enfermarnos de algo se conjugan diferentes factores; el ambiente, la contaminación, los alimentos, pero también: las emociones y cómo percibimos estos factores dentro de nosotros.


Cada vez más la ciencia ha ido descubriendo cómo nuestros pensamientos y emociones son determinantes a la hora de enfermarnos o sanarnos, incluso más que los alimentos o la contaminación. Nuestro sistema inmunológico puede fortalecerse o debilitarse de forma increíble por nuestro ambiente interior; es decir, por la calidad de nuestros pensamientos y las emociones asociadas a ellos.


La metafísica hace mucho tiempo lo venía diciendo, pero gracias a la física cuántica se ha podido comprobar la gran incidencia del ambiente interior sobre nuestra biología. En palabras simples, si percibes el mundo como un lugar amenazador, si todo el tiempo te quejas, estás infeliz y disconforme con tu trabajo, tus relaciones o la vida en sí, esto provocará pensamientos negativos que desatarás sentimientos tóxicos: odio, envidias, rencores, etc.


Estas emociones tóxicas se acumulan y se expresan en el cuerpo y si no se manejan, terminan traduciéndose en enfermedades.


Un dolor emocional para cada enfermedad

Por lo anterior, cada enfermedad está asociada a una raíz emocional específica, que constituye un patrón de pensamientos tóxicos recurrentes que desencadenan la misma enfermedad una y otra vez. Por ejemplo, la tristeza suele acumularse en nuestros pulmones y desencadenar enfermedades respiratorias.


¿Qué sucede con la medicina y los medicamentos?


La medicina occidental se ha preocupado de descubrir y descifrar qué significan nuestros síntomas. Los medicamentos se crean con la finalidad de atacar y combatir los síntomas. El problema con el sistema de salud occidental, es que nunca ataca el problema de raíz; es como poner baldes para las goteras pero nunca reparar el techo.


No combatas el síntoma, combate la raíz de la enfermedad.

Parece simple, pero es una gran tarea descubrir nuestra raíz de dolor que provoca nuestra enfermedad. Pero si lo descubres, entonces habrás encontrado la cura.


Acá te dejo algunas guías para conseguirlo:

  1. Sal del piloto automático: Deja de vivir reaccionando a lo que te sucede, comienza a vivir consciente de lo que pasa a tu alrededor y toma acciones para cambiarlo.

  2. Conócete: Cuando sales del piloto automático, te haces responsable de tu vida, de lo que quieres para ella. Tristemente me he encontrado con personas que cuando llegan a este punto realmente nunca han sabido qué quieren para sus vidas, quienes son y qué desean. Pero este es un gran paso para descubrir qué te está enfermando.

  3. Medita: Los tiempos de silencio y meditación nos enfrentan a todas nuestras interrogantes y realidad. Muchos viven en piloto automático y desconectados de sí mismos para no ver la realidad. La meditación es una invitación a permanecer en silencio sobre el mundo exterior y a escuchar el mundo interior y la meditación bíblica te ayudará a percibir la verdad sobre tu mundo interior y te dará las herramientas para combatir todo aquello que padezcas. Y ahí, sólo en tu mundo interno descubrirás ese dolor oculto que en el que no has trabajado: rencor, frustración, falta de perdón, envidia, etc.

  4. Trabaja en tu dolor: Una vez que detectes todo lo anterior, trabaja en ello! Y la mejor forma de tratarlo es pidiéndole ayuda al Espíritu Santo. Sí, hay muchos cristianos que aún no trabajan sus miedos, rencores, faltas de perdón etc. Pero cuando decidimos trabajar en ello, entonces el Espíritu Santo es nuestra mejor ayuda, llevándonos a la cruz de Jesús, quién cargó todos nuestros dolores y enfermedades para darnos libertad y salvar nuestras almas. A través de los años he descubierto que sólo la cruz tiene el poder de transformarnos. Cuando entendemos que Cristo nos perdona todos los días, no nos queda otra que perdonar a aquellas personas que nos han herido, etc.

Te aseguro, que si pones esto en práctica, pronto tu cuerpo dejará de enfermarse de lo mismos. Y si no sabes cómo comenzar, cómo descubrir tu mundo interior y encontrar al espíritu de Dios en él, si no sabes cómo meditar, entonces te invito a practicar Fullness, donde queremos ayudarte a que encuentres toda la plenitud que Cristo nos regala.



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